Del Diezmo y la Pandemia.

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En Malaquías 3:1-12 encontramos un pasaje por demás interesante. Comienza hablando de un mensajero que entrará súbitamente al templo del Señor, de ofrendas y de un juicio. Luego, se escucha la voz de Dios diciendo que el pueblo se ha apartado de sus leyes y que son malditos porque le han robado.
¿En que hemos robado? – Pregunta el pueblo.
Dios les contesta: En sus diezmos y ofrendas. Luego, les urge a traer los diezmos para que haya alimento en la casa del Señor.
La primera mención del diezmo se cita en Génesis 14:20 y fue Abraham quien tras la liberación de Lot le ofrece en gratitud a Dios el diez por ciento de las ganancias de botín a Melquisedec. Con el tiempo se convirtió en parte de la ley y Dios lo ordenó. (Lv. 27:30) El hombre que no pagaba su diezmo era considerado un ladrón.
Ahora bien, en redes se han podido leer varios post de personas que atacan o intentan desacreditar el diezmo. Uno de ellos, tratando de revocar “la idea” del diezmo argumenta que antes se diezmaba en comida, animals, etc. y no en dinero y aconseja mandar a trabajar a su pastor. Bueno, en cuanto al diezmo diremos que antes tampoco había electricidad, ni un recibo de pago por agua y mantenimiento del santuario. En cuanto a mandar a trabajar al pastor, es precisamente la triste consecuencia de no obedecer la ley de Dios.
En el pasaje que nos ocupa, la casa del Señor está construida; ahora se requiere llenarla para que los sacerdotes y levitas puedan ejercer su trabajo adecuadamente. Nehemías (3:10-12) nos refiere que no se les habían dado sus alimentos a los levitas, encargados del santuario, por lo que ellos y los cantores habían tenido que irse a sus propios campos.
Debo decir que hoy en día como en la antigüedad, quien no da el  diezmo es la clase de persona que ama el dinero por sobre todas las cosas y que quiere ver en qué se emplea hasta el último centavo. Si pudieran le harían la auditoria a Dios. Es el que quiere vivir emocional, física, intelectual, espiritual y económicamente a expensas de los demás sin devolverles nada a cambio. Son los que están dispuestos a pagar clases de karate, una mensualidad que tal vez sea mas del 10 porciento de su ingreso, pero que no esta dispuesta a ser agradecido con Dios quien le ha dado la capacidad de dar esas patadas que derriban al enemigo.
La limpieza del templo, de los baños, del jardín, de los utensilios, de los sacramentos; todo proviene de los diezmos y las ofrendas. Con la misma fuerza que cualquiera que no ama a Dios invita a las personas a no dar el diezmo, le digo que espero que antes de acercarse a un templo, el que sea, piense por un segundo que él personalmente nunca ha contribuido para que ese edificio se levante para adorar a Dios. Ninguna catedral, ninguna basílica, ni templo; se ha erguido por si sola. No debería sentirse orgulloso.
No es el pastor quien lo pide, es Dios. Y aunque el que lo administra es el clérigo, todavía es Dios quien lo pide porque es a través de esos recursos que Dios actúa para mantener en pie su casa. Si usted es una persona que se denomina así misma susceptible. No lo sea. La susceptibilidad no sirve para nada. En la vida hay personas y cosas agradables y otras desagradables, como las teclas negras y blancas del piano, que juntas nos entregan una melodía que se llama vida. Si usted aplicara el mismo criterio que aplica para no dar su diezmo jamás se podría relacionar con nadie.

¿Por que el público protesta en un concierto cuando en un rincón de la sala se oye un murmullo de voces? Porque se ha producido una falta contra la colaboración. Eso mismo pasa en la iglesia hoy. Tristemente, las iglesias funcionan gracias a un porcentaje mínimo de personas comprometidas que han entendido que todo lo que tiene el hombre, Dios se lo ha dado. Que con el fin de que no nos olvidemos y seamos ingratos, el nos ha ordenado tributarle adoración con todo lo que somos y poseemos pues todo, proviene de El y que el diezmar nos previene de ser avaros.
Si en verdad crees en el ministerio al cual asistes, contribuye. Hoy extrañamos asistir al templo y esperamos pronto regresar para aprender, para ser tomados en cuenta para listas de oración y actividades, para que nuestros hijos participen en cuanta actividad infantil se realiza. Para que quien tenga necesitad solicite auxilio ante una tragedia, para bautizar a los hijos, para solicitar un servicio especial para un difunto…pero sin diezmar, eso es robarle a Dios. Es tratar de quitarle, de arrancarle a la mala la bendición que Dios ofrece gratuitamente si tan solo le obedecemos.

Independientemente de si tú crees que el ministro se enriquece con tu 10 por ciento, da tu diezmo y prueba a Dios. El Señor no exagera al decir que las ventanas de los cielos se van a abrir y va a llover bendición sobre ti hasta que sobreabunde. Ahora bien, ¿esa bendición es siempre monetaria? ¿Te harás millonario? La recesión económica está a las puertas. Sin embargo, la bendición que Dios da sobre tu vida es más que dinero en tu bolsa. Es estar en paz con Dios, es tener salud, es ver a tus hijos en el día a día con problemas tal vez, pero con la plena confianza de que la buena voluntad de Dios está sobre ti. Es tener lo suficiente y no la maldición de la sequía que Dios enviará a tu vida porque has sido un ladrón. Retenerlo no te hará ni más rico, ni feliz porque el dinero no es la felicidad. Al dar el diezmo amamos más a Dios que al dinero. Es dejar que Dios Sea nuestro Dios. Es aquí donde Dios camina y pelea junto a nosotros el diario vivir. En el trabajo duro, en el cuerpo cansado, y luego, en el descanso.
El libro de Malaquías comienza describiendo como los judíos, en desobediencia, han llegado a ofrecer sacrificios de animals cojos o enfermos (1:8) se han divorciado de sus esposas para casarse con mujeres paganas (2:11,14). Y es que nunca un pecado viene solo. ¿Has dejado de diezmar?
Cuando la casa esta llena, se auxilia al forastero, a los mas necesitados. La pregunta puede entonces surgir otra vez, ¿Lo necesitan? La respuesta debe ser, Dios nos manda a ayudar al necesitado, sin preguntar. Y las oportunidades estar por venir después que pase la pandemia. No por que creamos que harán mal uso no daremos. Ayudamos porque ese es el mandato de Dios lo mismo que dar el diezmo es obedecerle en todo (Levítico 22:31) Su casa lo necesita y sus siervos también.
Con todo esto, dar el diezmo no esta basado en un par de versículos. Esta basado en nuestro amor y gratitud y en respuesta al amor y a la misericordia de Dios.
¿Cuando llegue el momento de salir de nuestras casas estaremos agradecidos?

Prepara tu diezmo. Que se llene su casa y que haya alimento para todos.

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